1)El papel del facilitador se enfoca a la planeación y la evaluación de las experiencias de aprendizaje de manera que los participantes construyan el conocimiento.

2)Ambos actores adquieren un papel más activo (en la que el facilitador incluye la función de coach y el participante realiza reflexiones ante las situaciones presentadas y vinculadas con) una mayor responsabilidad en los procesos de la organización.

3)Los contenidos son más formativos que informativos, esto significa un énfasis en el desarrollo de competencias, construcción de habilidades, así como la enseñanza de valores y el desarrollo de actitudes.

4)La transferencia de información se realiza por distintas vías independientemente de la exposición en el aula con el objetivo de facilitar el recuerdo de la enseñanza y las experiencias previas.

El Modelo Q® de Coaching es un marco de referencia que ha estado en uso los últimos diez años por facilitadores de El Elemento Humano® en México, y en los últimos cinco años se ha extendido a los Estados Unidos, Australia y Europa.  

Entre los pilares escenciales de la metodología se encuentran: autoconocimiento, apertura y autodeterminación.

Se trata de un sistema abierto para la construcción de transformaciones duraderas que incluye acciones permanentes y evolutivas, resultando en una mejora tangible a tres niveles de resultados:

• Autoevaluación. El líder nota su propia capacidad para actuar y desarrolla lo necesario para el logro de objetivos, reconociendo también cómo llego a ello.
• Cambios Notables. Todas las personas que entren en contacto con el receptor notarán un cambio. Escogemos un grupo de feedback interno para monitorear eso y responder al receptor en sesiones específicas, de acuerdo a parámetros definidos previamente.
• Indicadores de Productividad. Se establecen objetivos medibles, los cuales son reportados al concluir el proceso de coaching